Durante muchos años, pero sobre
todo en los últimos cinco aproximadamente, se ha venido hablando en los medios
de comunicación de establecer una “Cultura de Prevención” en distintos ámbitos.
En este orden, la salud en uno de
los principales rubros de aplicación de esta “Cultura”. Enfoquémonos pues a esa
área tan importante. Por miles de años, la gente de todos los pueblos, razas y
culturas hemos apreciado la salud hasta que ésta se deteriora, hasta que
estamos enfermos y muchas veces hasta que la enfermedad ha avanzado demasiado
cuando quizá en ocasiones hay poco o nada por hacer de parte de la ciencia
médica. Por ejemplo, en mi área que es la Odontología, las personas se
presentan a consulta con dolor, alguna caries expuesta, cuando le sangran las
encías, o cuando su aliento es insoportable; y esto pareciera ser el
estereotipo de nuestro actuar en las demás áreas de la salud. Es que, la Salud
es un Don, esto es, una dádiva, un presente, un regalo con el que nacemos la
mayoría de las personas y que por lo regular se deteriora o incluso perdemos
debido a nuestra negligencia, a nuestro descuido, a nuestra falta de
disciplina.
Es en este punto donde se enfoca
mi comentario para la presente edición: La Disciplina. Hemos dejado a un lado
las prácticas básicas saludables por seguir conductas tecnológicas y sociales
modernas que lejos de ayudar a mantener nuestra salud, la alejan de nosotros y
es por eso que ahora el hombre joven promedio toma uno o más medicamentos al
día o fórmulas energizantes para mantener los niveles de rendimiento que
requieren las actividades modernas. Sin embargo, las disciplinas básicas
puestas a un lado como son: dormir ocho horas, trabajar ocho horas y dedicar
las otras ocho a actividades personales como el tiempo suficiente para desayuno
comida y cena, la familia, etc., es lo que ha llevado al hombre a invertir
grandes cantidades de tiempo y dinero en médicos, estudios de la salud y
medicamentos que se vuelven un hábito por demás nocivo y en ocasiones no
resuelven nuestra salud.
En la práctica de esas
disciplinas básicas está el balance adecuado que nos permitirá gozar de nuestra
salud hasta el momento de partir “de regreso a casa”, sin haber sido una carga
para nuestra familia. Como toda disciplina exige renunciar a prácticas nocivas
tanto de ingesta de algunas cosas que comemos, bebemos, inhalamos o llevamos
por otra vía a nuestro cuerpo, la disciplina nos lleva a cambios en lo que
vemos, leemos, escuchamos y aún más a modificar la que decimos, cómo lo decimos
y qué vocabulario empleamos al decirlo pues todo es donde estriba la diferencia
en la que nuestro cuerpo incluso sistema inmunológico reacciona ante los
estímulos externos. Quiero dejarles una cita que estoy seguro que significará
una clave para que vivas en la auténtica y única “Cultura de Prevención” que
conozco: Está en el libro de Isaías (uno de los más grandes y reconocidos
profetas de todos los tiempos), capítulo 38, verso 16; la traducción de la
Biblia de donde la tomé es la Nueva Traducción Viviente (NTV) y dice: “SEÑOR,
tu disciplina es buena, porque lleva a la vida y a la salud. ¡Tú restauras mi
salud y me permites vivir!” Deja que Dios te instruya, su instrucción es
infalible, buena y de gran provecho sobre todo en esta época permisiva donde a
todo lo que decimos que “está bien”, sin darnos realmente cuenta del daño que
puede hacernos eso que aprobamos.
Director de ORE (Odontología Restaurativa S.A de C.V) Ávila Camacho
189-3 / Col. Centro Xalapa, 91000. Ver. MÉXICO (228)814.25.25 / (228)849.06.27
fedecampos@prodigy.net.mx
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